Hoy vengo un poco dubitativo debido a ciertos vicisitudes que se han presentado en mi trabajo (así es yo soy una persona laboralmente activa), y pues bueno les puedo comentar que el sábado pasado celebramos el día del veterinario, y yo lo celebre dándome cuenta que mi perro salchicha tiene problemas de la columna y va a tener vivir dopado lo que le resta de sus días.
En otro tema tenemos el regreso oficial a clases aquí en México y hoy fue un día muy muy gris para muchos (coméntenme ¿Lo fue para ustedes?) para mi no mucho. Aunque bueno yo ya no soy estudiante .
Hoy les quiero escribir sobre los miedos, aquellos que interrumpen nuestros sueños e inquietan nuestras mentes. Y aunque los miedos en un principio son simples (miedo a la oscuridad, a los payasos o a los plátanos maduros) se pueden volver tan grandes como la población asiática. Además es cierto que estos miedos simples son reemplazados por miedos más y más complejos, como miedo a no tener dinero para pagar las deudas o miedo a cambiarse de oficina, siempre existirá un miedo simple que nos atemorice durante todas nuestras vidas, no importa la edad o el conocimiento. Les puedo revelar que a mi me aterroriza la obscuridad de una manera increíblemente infantil. Así que los invito lectores a buscar en lo más recóndito de su ser y se pregunten cual es mi mayor miedo infantil.
En otros temas creo que estoy un poco agotado mentalmente (es decir son las 12 de la noche y debo dormir) así que tuve la loca idea de cambiar la música del blog. Y para empezar con un poco de eso les dejo esta melancólica del grupo Vangelis. Disfrútenla
Y espero que tengan una semana increíble
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